Por Andrés Asiain*.
Tras la extensión de las asignaciones por hijo a las familias que no tienen empleo formal se ha desatado una fuerte campaña mediática de desprestigio a las políticas sociales llevadas adelante por la actual administración. Programas televisivos de denuncia descubren madres ponedoras en afán de cobrar asignaciones, intendentes chorros y cooperativas inexistentes; senadores que hablan de que las asignaciones se gastan en el juego y la droga; economistas “serios” afirman que el sector privado mantiene de su bolsillo incluso a los empleados estatales, y parece que ya no se habla del parquet para el asado por el precio al que está la carne y el uso extendido del cerámico.
Un camino interesante para abordar estas peligrosas ideas sociales es deteniéndose en algunas cuestiones metodológicas. “Para muestra basta un botón” puede ser cierto en ciertos casos, pero como técnica de muestreo es realmente deficiente. Una chica embarazada, una cooperativa, un intendente, ¿basta para estudiar el impacto de una política social? ¿Cuántas familias trabajadoras que logran un respiro económico gracias a la asignación, cuántos chicos que vuelven a la escuela, cuántas cooperativas que trabajan desde el reciclado de cartón, la producción de algodón o la construcción de viviendas quedan afuera de la muestra? El periodismo de investigación no nos lo informa. Pero si para muestra vale un botón, ¿cómo se escoge el botón? ¿Por qué al elegir un intendente no se detienen en la gestión del ex intendente de Morón Martín Sabbatella o del “Barba” Gutiérrez en Quilmes?
* Docente de la Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche, Investigador del CEMOP y del centro cultural de la cooperación
Nota Completa: Blog SurDesarrollo
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