La deuda pública externa nacional y provincial se incrementó un 43 por ciento durante el año y medio de gobierno de Macri, pasando de 87.700 a 125.600 millones de dólares, incluyendo las letras y los 15.150 millones reconocidos a buitres. Esa política de endeudamiento es justificada oficialmente como una opción por el gradualismo que evita el camino del ajuste fiscal. De acuerdo al relato oficial, el elevado déficit fiscal heredado le impone optar entre un ajuste del gasto o su financiamiento vía emisión, impuestos o deuda. Descartado el ajuste por su doloroso costo social, tampoco se podría financiar el déficit público con más impuestos por su impacto negativo en la competitividad empresarial. El financiamiento directo por el Banco Central como lo hacía el anterior gobierno, no se considera viable porque genera inflación. De ahí que la opción elegida sea emitir deuda pública que, dado el limitado tamaño del mercado financiero interno en relación a las necesidades públicas de financiamiento, se coloca principalmente en manos de acreedores externos. [...]
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