Por Andrés Asiain
Una reciente nota del The New York Times compara un escenario de cesación de pagos de la deuda griega con la crisis de la convertibilidad. Un exorbitante endeudamiento externo junto a una economía arruinada por años de política de austeridad son algunas de las similitudes a las que se agregó, en la última semana, el flamante “corralito” griego y la reaparición de Cavallo apoyando a la Troika desde su blog. Sin embargo, los parecidos entre Grecia 2015 y Argentina 2001 terminarían ahí.
De acuerdo al The New York Times, Argentina pudo recuperar el crecimiento económico, cancelar su deuda con el FMI e incluso “sin mucho financiamiento externo andar relativamente bien”, por ser un exportador de materias primas que se benefició del rápido crecimiento de Brasil y China. En cambio, Grecia tiene un magro perfil exportador, depende fuertemente de insumos importados de difícil sustitución, sus empresas están ampliamente endeudadas en euros con bancos del exterior y los ahorros de su población están nominados en la misma moneda. De ahí que “una cesación de pagos sería mucho peor para Grecia de lo que fue para Argentina”.
Empezando por lo último, la Argentina bajo convertibilidad también tenía una amplia porción de los ahorros y de deudas nominadas en moneda extranjera, y muchas empresas endeudadas en el exterior. La “solución” argentina, implicó una pesificación asimétrica que descargó los costos del rescate del sistema bancario y de las empresas con deudas internas en dólares sobre los ahorristas y el Estado, manteniendo el costo de las deudas externas privadas sobre las firmas endeudadas. Los griegos están a tiempo de mejorar la experiencia argentina, evitando algunos de esos costos. En el hipotético caso del renacimiento del dracma, podrían evitar la desvalorización de los ahorros manteniendo su valor en euros (depósitos euro linked) aun cuando no se permita retiros por elevados montos hasta estabilizar el valor de la nueva moneda. [...]
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