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jueves, 27 de octubre de 2011

BAE: La pelea que se viene.

27 - 10 - 2011
El análisis de Andrés Asiaín, CEMOP-Madres de Plaza de Mayo


La aplastante victoria electoral del domingo demostró que quienes se oponen a un proyecto de crecimiento con inclusión social tienen pocas chances de triunfar en la arena política. Sin embargo, la historia nos enseña que las minorías privilegiadas no se privan de utilizar métodos poco democráticos para imponer sus intereses. Descartada la posibilidad de una intentona militar como era costumbre en décadas anteriores, y derrotada la intentona mediática, la desestabilización económica puede ser la última carta que les queda por jugar.
Existen algunos antecedentes al respecto como ser el “rodrigazo” que preparo el ambiente para el golpe de 1976 o la corrida cambiaria que terminó con el mandato de Alfonsín. En la actual coyuntura, la apuesta parece ser la fuga de divisas con la finalidad de llevar al Gobierno a tener que elegir entre una fuerte devaluación con sus negativas consecuencias de inflación y concentración de los ingresos, o un acercamiento a los mercados internacionales de crédito que termine condicionando las políticas económicas a su aprobación por “el mercado”. Allí se libra ahora la lucha por una sociedad más justa.
Una condición para poder profundizar el modelo es mantener la política de desendeudamiento y acumulación de reservas. El decreto 1.722/2011, que obliga a las empresas petroleras y mineras a liquidar el 100% de las divisas por sus exportaciones en el mercado local, es una medida positiva en ese sentido. Cabe aclarar que esa regulación tiene un impacto de corto plazo (en el momento que se liquidan las exportaciones), ya que las empresas de esos sectores pueden volver a comprar esos dólares y remitirlos como utilidades y dividendos al exterior.
Para tener efectos duraderos en el mercado cambiario debe ir acompañada de otras medidas que permitan transferir al Estado una porción de las rentas extraordinarias que obtienen ambos sectores, especialmente la minería, donde la combinación de exenciones impositivas, subsidios en la provisión de energía y contaminación ambiental dejan un balance negativo para el país.
Un cambio en la legislación que regula la remisión de utilidades y dividendos por parte de las empresas multinacionales es otra política indispensable. La actual ley de inversiones proveniente de los tiempos de la última dictadura militar y los TBI firmados en su mayoría durante el menemismo, da vía libre para la exportación de ganancias y sus consecuencias se hacen sentir sobre el balance cambiario del país.

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