Por Nicólas H. Zeolla.
Uno de los temas más importantes de la política económica en estos días es, sin lugar a dudas, la evolución de los precios.
La importancia de la inflación, junto con el nivel de actividad, son las variables determinantes del salario real.
En los países periféricos como Argentina, el fenómeno inflacionario es multicausal. Eso quiere decir que en su explicación conviven distintos elementos, como es el componente cambiario (la devaluación del tipo de cambio), el componente inercial o indexación (lo que ajustan año a año los contratos salariales, alquileres, etc.) y la puja distributiva (qué porción de la torta de ingresos se llevan el salario y las ganancias). En este último elemento tiene mucha importancia la estructura de los mercados, sobre todo el nivel de concentración de la producción.
Por ello, para preservar el poder adquisitivo del salario es necesario poner un ojo sobre aquellos sectores concentrados, principalmente las empresas productoras y comercializadoras de los bienes que componen la canasta alimentaria.
Una excelente iniciativa de política económica sería la creación de mercados populares. Esto podría hacerse mediante la extensión de mecanismos que ya existen (como es la logística vinculada a las redes de comercialización del mercado central) o la creación de nuevos (en asociación con cooperativas de productores), acercando ambos lados de la cadena de distribución y consumo y evitando los costos extras que impone la cadena concentrada de comercialización. Sin embargo, un conjunto de aspectos debería tenerse en cuenta. Uno es el aspecto local de la producción.
Nota completa: Modificar la estructura del mercado.
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