Durante enero de 2014, el conjunto de presiones en el mercado de cambios generó un salto devaluatorio que terminó siendo convalidado por el BCRA.
Nicolás Hernán Zeolla
Nicolás Hernán Zeolla
Durante enero de 2014, el conjunto de presiones en el mercado de cambios generó un salto devaluatorio que terminó siendo convalidado por el BCRA. Este evento combinó un conjunto de maniobras que implicaron un fuerte apalancamiento en divisas por adelantamiento de importaciones (empresas y bancos), una aceleración de las presiones sobre el mercado de dólar futuro, una exacerbación de la brecha cambiaria inflando artificialmente el "dólar ilegal" (montada sobre el bombardeo de expectativas devaluatorias) y una operación de compra-venta fijada en un precio mucho mayor al vigente dando forma a la corrida cambiaria buscada. Como resultado, los bancos y las empresas exportadoras amasaron grandes ganancias en muy corto tiempo, mientras que el poder adquisitivo del salario bajó varios escalones afectado por la aceleración inflacionaria.
Recién algunas semanas después el BCRA se decidió a implementar ciertas medidas regulatorias como disminución de los topes a las tenencias de divisas en carteras y la reducción de plazos para la liquidación de exportaciones e importaciones no realizadas, etcétera. La lentitud en la utilización de herramientas de intervención que disponía de antemano implicó costos severos en términos distributivos y de actividad económica, que todavía persisten. Agregado a ello, días atrás aún se sostenía una política de transferencias de ingresos a los bancos, por el juego de tasas que permitía a los bancos tomar fondos de los plazos fijos de los ahorristas al 18%-20% y prestárselos a la autoridad monetaria al 23%-25 por ciento.
Recién algunas semanas después el BCRA se decidió a implementar ciertas medidas regulatorias como disminución de los topes a las tenencias de divisas en carteras y la reducción de plazos para la liquidación de exportaciones e importaciones no realizadas, etcétera. La lentitud en la utilización de herramientas de intervención que disponía de antemano implicó costos severos en términos distributivos y de actividad económica, que todavía persisten. Agregado a ello, días atrás aún se sostenía una política de transferencias de ingresos a los bancos, por el juego de tasas que permitía a los bancos tomar fondos de los plazos fijos de los ahorristas al 18%-20% y prestárselos a la autoridad monetaria al 23%-25 por ciento.
Nota de opinión: Una mayor coordinación para evitar presiones devaluatorias.
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