En una reciente entrevista al máximo dirigente de la filial local de Shell, Juan José Aranguren, se le consultó sobre la posibilidad de que la brusca baja del precio internacional del petróleo se viera reflejada en una reducción del precio interno de las naftas. Teniendo en cuenta que el barril de crudo redujo su precio internacional a 55 dólares, mientras que en el mercado interno continúa cotizando a 83, el precio de las naftas podría reducirse de 2 a 3 pesos por litro si el precio interno convergiera a los nuevos valores del mercado mundial. Sin embargo, para el directivo de la petrolera angloholandesa “los precios del crudo en Argentina están aislados del precio internacional” y, por eso, esa “caída no se vio reflejada aquí”.
La respuesta del CEO de Shell se corresponde con un hecho real: la política oficial desde el fin de la convertibilidad ha sido desvincular el precio interno de la energía del internacional. En materia de combustibles ello se reflejó tanto en la política de retenciones a la exportación de petróleo y derivados, como al subsidio a las empresas generadoras de energía que utilizan combustibles importados como insumos para su producción. El objetivo de esa política ha sido sostener un precio interno de la energía y los combustibles más barato que en el mercado internacional, cuando el crudo cotizaba en alza y nuestro país se autoabastecía. Más recientemente, la lógica es sostener el precio interno del barril y la nafta frente a la baja de su cotización internacional, para mantener el fondeo de YPF y el atractivo económico del desarrollo de los hidrocarburos no convencionales. [...]
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