Por Andrés Asiain
En una reciente nota del Financial Times se afirma que “Argentina es más pobre ahora que en 1998”. Apoyándose en estimaciones del economista argentino, Ariel Coremberg, afirma que el Producto Interno Bruto (PIB) de 2015 fue un 40 por ciento menor que el publicado por el Indec y que la pobreza alcanzó en realidad al 30 por ciento de la población. De acuerdo a Coremberg, las estadísticas oficiales inflan en un 12,5 por ciento las cantidades producidas, mientras que la valoran a un dólar artificialmente bajo. Si se corrigen las cifras, los argentinos “son más pobres que los chinos, búlgaros, azerbaiyanos, biolorrusos, turcos, mexicanos, malayos y gaboneses, sin mencionar a sus queridos vecinos de Brasil”.
La columna del periódico británico mezcla la polémica en torno a la medición de la pobreza y el PIB por habitante. Si bien ambas tienen vinculación, no son lo mismo, ya que en los niveles de pobreza medidos por ingreso influye no sólo los ingresos anuales generados por una economía (PIB), sino también cómo se reparten. [...]
En una reciente nota del Financial Times se afirma que “Argentina es más pobre ahora que en 1998”. Apoyándose en estimaciones del economista argentino, Ariel Coremberg, afirma que el Producto Interno Bruto (PIB) de 2015 fue un 40 por ciento menor que el publicado por el Indec y que la pobreza alcanzó en realidad al 30 por ciento de la población. De acuerdo a Coremberg, las estadísticas oficiales inflan en un 12,5 por ciento las cantidades producidas, mientras que la valoran a un dólar artificialmente bajo. Si se corrigen las cifras, los argentinos “son más pobres que los chinos, búlgaros, azerbaiyanos, biolorrusos, turcos, mexicanos, malayos y gaboneses, sin mencionar a sus queridos vecinos de Brasil”.
La columna del periódico británico mezcla la polémica en torno a la medición de la pobreza y el PIB por habitante. Si bien ambas tienen vinculación, no son lo mismo, ya que en los niveles de pobreza medidos por ingreso influye no sólo los ingresos anuales generados por una economía (PIB), sino también cómo se reparten. [...]
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