Pareciera que la discusión está centrada entre la lluvia o no de inversiones, que tal vez lleguen en el “tercer semestre” o que hay una luz al final del túnel ¿Sera esa luz que uno ve antes de ir al cielo? No lo sabemos, la utilización, excesiva o en extremo, de ejemplos cotidianos puede confundir aún más al hombre o mujer de a pie. No le quitemos el mérito a los recursos discursivos no económico para explicar la realidad actual, que en su momento Arturo Jauretche utilizaba para de-construir las zonceras económicas. En una, de tantas, nota publicada en el diario Democracia el 17 de mayo de 1962 Don Arturo pone sobre la mesa un aspecto simple de la economía política para analizar la Argentina: Pero yo voy a demostrar que el tratamiento no se proponía curar el enfermo sino matarlo. Y le reconozco al Ministro un mérito. Dice que si los remedios de la libre empresa fracasan habría que volver a la economía dirigida. ¡Por´ai cantaba Garay! Sólo que con esa fraseología de importación contribuye a confundir una cosa concreta como es la economía nacional y división internacional del trabajo y subordinación a economías extranjeras, como esa teoría que es el debate entre dirigismo y libre empresa. Pongamos pues las cosas en claro: Se trata de una cuestión entre Economía Nacional y Economía Colonial. Fue ésta la que vino a destruir aquella con los consejeros económicos y políticos que rodearon a las Fuerzas Armadas cuando tomaron el poder en 1955. Más le hubiera valido a éstas y al país que los milicos les hubiesen dicho a los consejeros: “Yo sé equivocarme solo”. Porque estos asesores lograron inducir a error a las Fueras Armadas aprovechando las pasiones del momento y la confusión deliberadamente introducida entre libertad y liberalismo económico.
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