Por Andrés Asiain
El último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner estuvo signado por la escasez de dólares como limitante de la actividad económica. Esa restricción externa, tal como la denominan en la jerga técnica los economistas, era la expresión de problemas como la fuga del excedente al dólar, el déficit energético e industrial o la importación de pautas de consumo, que trababan el proceso de ampliación de la producción y el mercado interno. Ante esa situación, se implementaron medidas que generaron disgusto en sectores medios y empresariales como las restricciones a la compra de dólares o la demora administrativa de las importaciones. El consecuente desgaste social fue derivando en un desmembramiento del armado político y finalmente, en la derrota del FpV en las últimas elecciones.
En plena campaña, Mauricio Macri prometió resolver tan compleja problemática mediante una profecía bíblica: “Cuando sea presidente, van a llover dólares”. En la visión del Presidente y sus asesores económicos, la falta de dólares era el resultado de la poca confianza que generaba CFK entre el empresariado local e internacional. Su simple reemplazo por un presidente confiable para los mercados, generaría un ingreso de divisas que permitiría relanzar la actividad económica. [...]
El último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner estuvo signado por la escasez de dólares como limitante de la actividad económica. Esa restricción externa, tal como la denominan en la jerga técnica los economistas, era la expresión de problemas como la fuga del excedente al dólar, el déficit energético e industrial o la importación de pautas de consumo, que trababan el proceso de ampliación de la producción y el mercado interno. Ante esa situación, se implementaron medidas que generaron disgusto en sectores medios y empresariales como las restricciones a la compra de dólares o la demora administrativa de las importaciones. El consecuente desgaste social fue derivando en un desmembramiento del armado político y finalmente, en la derrota del FpV en las últimas elecciones.
En plena campaña, Mauricio Macri prometió resolver tan compleja problemática mediante una profecía bíblica: “Cuando sea presidente, van a llover dólares”. En la visión del Presidente y sus asesores económicos, la falta de dólares era el resultado de la poca confianza que generaba CFK entre el empresariado local e internacional. Su simple reemplazo por un presidente confiable para los mercados, generaría un ingreso de divisas que permitiría relanzar la actividad económica. [...]
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