Con un diagnóstico similar, allegados al gobierno proponen medidas disímiles
El diagnóstico es el mismo: la escasez de dólares que sufre Argentina no es una consecuencia de errores en la política económica, sino un efecto derivado del alto crecimiento del PIB.
Aunque la foto que describen es similar, las discrepancias asoman cuando plantean cuáles deberían ser los próximos capítulos de la película. "Hay distintas visiones y un fuerte debate interno entre economistas afines al gobierno dado que la restricción externa y la pérdida de reservas preocupan", dijo a El País Agustín D`Attellis, economista de La Gran Makro, agrupación apadrinada por el vicepresidente, Amado Boudou.
Pero esa visión está lejos de ser unánime en el universo de los economistas K. "No es una alternativa que me agrade demasiado. Conociendo la experiencia argentina, cada vez que se abrió la puerta del endeudamiento externo, lo que hubo fue un endeudamiento masivo para pagar gastos corrientes. Es jugar con fuego y te podés quemar", señaló a El País el economista Andrés Asiain, profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche.
La vía que plantean Asiain y otros economistas cercanos al gobierno es sumar restricciones para detener la fuga de divisas hasta tanto no sean más visibles los resultados de políticas de largo plazo, como el crecimiento esperado en la producción hidrocarburífera. "En el corto plazo, se puede desalentar el crecimiento de sectores que viven un boom, como el automotriz y el electrónico y que son intensivos en la demanda de insumos importados. ¿Cómo? Gravándolos con mayores impuestos o disminuyendo el crédito orientado a esos sectores", dijo. Junto a esas medidas, propone agregar un mayor control al registro de exportaciones cerealeras subdeclaradas, algunas vía Uruguay. Otras restricciones apuntan al turismo, sector que generará en 2013 un drenaje de unos de US$ 8.000 millones, superior incluso al déficit energético. "Si se implementara un tipo de cambio diferencial para el turismo más elevado que el dólar oficial, eso ayudaría a equilibrar la balanza de ese sector", indicó a El País Mariano Barrera, investigador de Flacso y del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra), vinculado a la oficialista Central de Trabajadores de Argentina (CTA).
El diagnóstico es el mismo: la escasez de dólares que sufre Argentina no es una consecuencia de errores en la política económica, sino un efecto derivado del alto crecimiento del PIB.
Aunque la foto que describen es similar, las discrepancias asoman cuando plantean cuáles deberían ser los próximos capítulos de la película. "Hay distintas visiones y un fuerte debate interno entre economistas afines al gobierno dado que la restricción externa y la pérdida de reservas preocupan", dijo a El País Agustín D`Attellis, economista de La Gran Makro, agrupación apadrinada por el vicepresidente, Amado Boudou.
Pero esa visión está lejos de ser unánime en el universo de los economistas K. "No es una alternativa que me agrade demasiado. Conociendo la experiencia argentina, cada vez que se abrió la puerta del endeudamiento externo, lo que hubo fue un endeudamiento masivo para pagar gastos corrientes. Es jugar con fuego y te podés quemar", señaló a El País el economista Andrés Asiain, profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche.
La vía que plantean Asiain y otros economistas cercanos al gobierno es sumar restricciones para detener la fuga de divisas hasta tanto no sean más visibles los resultados de políticas de largo plazo, como el crecimiento esperado en la producción hidrocarburífera. "En el corto plazo, se puede desalentar el crecimiento de sectores que viven un boom, como el automotriz y el electrónico y que son intensivos en la demanda de insumos importados. ¿Cómo? Gravándolos con mayores impuestos o disminuyendo el crédito orientado a esos sectores", dijo. Junto a esas medidas, propone agregar un mayor control al registro de exportaciones cerealeras subdeclaradas, algunas vía Uruguay. Otras restricciones apuntan al turismo, sector que generará en 2013 un drenaje de unos de US$ 8.000 millones, superior incluso al déficit energético. "Si se implementara un tipo de cambio diferencial para el turismo más elevado que el dólar oficial, eso ayudaría a equilibrar la balanza de ese sector", indicó a El País Mariano Barrera, investigador de Flacso y del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra), vinculado a la oficialista Central de Trabajadores de Argentina (CTA).
Asiain acuerda con el encarecimiento del dólar turista, al menos a partir de cierto monto de gastos y, sobre todo, para quienes contraten largos viajes a Europa o Estados Unidos. "Otra opción pasaría por habilitar casas de cambio oficiales que compren dólares al precio paralelo a los turistas que vienen del exterior para que el Banco Central pueda adquirir esas divisas", señaló.
Nota completa: Analistas K debaten por fuga de dólares.
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