Comunicado N°5:
El mundo se ha sorprendido con las imágenes del asesino serial de Denver, un joven con el pelo teñido de naranja (cual villano de Batman) sentado impávido ante el juez, haciéndose olímpicamente el otario.
Casualmente, en esos días los televidentes argentinos también tuvimos que soportar la reaparición pública del ex ministro de Economía Domingo Cavallo quien viene participando en un raid televisivo criticando la política económica del gobierno nacional, llamando a armar una oposición para el 2015. Este personaje nefasto, más dañino que el asesino serial de Denver, ha tenido mucho que ver con los principales desastres de la economía argentina desde principios de los ochentas hasta el 2001 (aunque su mala praxis-economica aun tiene consecuencia, como el corralito que terminaremos de pagar en estos días).
Antes que finalizara la dictadura, desde el BCRA Cavallo estatizó la deuda externa privada a través de los seguros de cambio, dejándole un peso implacable a la democracia de los ochentas que condicionó fuertemente la economía del Dr. Raúl Alfonsín. Luego, al final de la década, cuando ese gobierno buscaba financiamiento para salir del paso, Cavallo hizo lobby en Estados Unidos y operó para que se le negara toda asistencia al gobierno de Alfonsín, el cual sucumbió en el default y la hiperinflación.
Al comenzar los noventas, Cavallo le trajo la solución al gobierno de Menem pactando con los capitales extranjeros un combo de privatizaciones, apertura, desregulación y convertibilidad la moneda con el dólar en razón de “1 a 1”. De un plumazo nos dejó sin las principales empresas públicas y sin política monetaria. Como resultado de ese modelo el país se llenó de desocupados, de trabajo precario, y miseria generalizada. Practicó el ajuste fiscal en las área más sensibles del gasto social. A las provincias que tenían problemas con ese modelo les dijo que eran “inviables”, recomendando que desaparecieran fundiéndose con otra y en otro momento de gran erudición mando a los cientific@s argentin@s a lavar los platos.
Volvió en el 2001, profundizando el ajuste del gobierno de la Alianza en una economía que venía en recesión de varios años, sostenida en base al endeudamiento externo constante. En diciembre Cavallo puso el “corralito”, estafando a los ahorristas, a los cuales les violó la libertad de disponer de sus depósitos, incluso los que eran en pesos. El 19 y 20 de diciembre de 2001 estalló el país, cuando el pueblo le dijo basta para siempre al proyecto neoliberal.
Este caradura/impresentable todavía tiene el tupé de criticar la política económica que impulsaron los gobiernos de Néstor y Cristina, que desde el 2003 nos viene dando éxitos y alegrías: recuperación del empleo, distribución del ingreso, aumentos salariales por paritarias, inclusión de jubilados y dos aumentos de la mínima por año, asignación universal por hijo, desendeudamiento, fin de la tutela del FMI, recuperación de la industria nacional, repatriación de cientific@s argentin@s, Tecnolopolis, nueve años de crecimiento a tasas elevadas, todo ello sin perder el superávit comercial, y acumulando cuantiosas reservas en el BCRA.
Por todo eso, decimos:
Casualmente, en esos días los televidentes argentinos también tuvimos que soportar la reaparición pública del ex ministro de Economía Domingo Cavallo quien viene participando en un raid televisivo criticando la política económica del gobierno nacional, llamando a armar una oposición para el 2015. Este personaje nefasto, más dañino que el asesino serial de Denver, ha tenido mucho que ver con los principales desastres de la economía argentina desde principios de los ochentas hasta el 2001 (aunque su mala praxis-economica aun tiene consecuencia, como el corralito que terminaremos de pagar en estos días).
Antes que finalizara la dictadura, desde el BCRA Cavallo estatizó la deuda externa privada a través de los seguros de cambio, dejándole un peso implacable a la democracia de los ochentas que condicionó fuertemente la economía del Dr. Raúl Alfonsín. Luego, al final de la década, cuando ese gobierno buscaba financiamiento para salir del paso, Cavallo hizo lobby en Estados Unidos y operó para que se le negara toda asistencia al gobierno de Alfonsín, el cual sucumbió en el default y la hiperinflación.
Al comenzar los noventas, Cavallo le trajo la solución al gobierno de Menem pactando con los capitales extranjeros un combo de privatizaciones, apertura, desregulación y convertibilidad la moneda con el dólar en razón de “1 a 1”. De un plumazo nos dejó sin las principales empresas públicas y sin política monetaria. Como resultado de ese modelo el país se llenó de desocupados, de trabajo precario, y miseria generalizada. Practicó el ajuste fiscal en las área más sensibles del gasto social. A las provincias que tenían problemas con ese modelo les dijo que eran “inviables”, recomendando que desaparecieran fundiéndose con otra y en otro momento de gran erudición mando a los cientific@s argentin@s a lavar los platos.
Volvió en el 2001, profundizando el ajuste del gobierno de la Alianza en una economía que venía en recesión de varios años, sostenida en base al endeudamiento externo constante. En diciembre Cavallo puso el “corralito”, estafando a los ahorristas, a los cuales les violó la libertad de disponer de sus depósitos, incluso los que eran en pesos. El 19 y 20 de diciembre de 2001 estalló el país, cuando el pueblo le dijo basta para siempre al proyecto neoliberal.
Este caradura/impresentable todavía tiene el tupé de criticar la política económica que impulsaron los gobiernos de Néstor y Cristina, que desde el 2003 nos viene dando éxitos y alegrías: recuperación del empleo, distribución del ingreso, aumentos salariales por paritarias, inclusión de jubilados y dos aumentos de la mínima por año, asignación universal por hijo, desendeudamiento, fin de la tutela del FMI, recuperación de la industria nacional, repatriación de cientific@s argentin@s, Tecnolopolis, nueve años de crecimiento a tasas elevadas, todo ello sin perder el superávit comercial, y acumulando cuantiosas reservas en el BCRA.
Por todo eso, decimos:
Cavallo, como dijo un filósofo contemporáneo: LTA!!!
Cátedra Nacional de Economía “Arturo Jauretche”
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