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La cátedra nacional de economía política Arturo Jauretche busca recuperar la experiencia de las Cátedras Nacionales de los años setenta para pensar en clave nacional los grandes problemas económicos del país.

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martes, 13 de noviembre de 2012

Aniversario del nacimiento de Arturo Jauretche.

Un día como hoy pero de 1901 nacía en Lincoln -provincia de Buenos Aires-, el escritor y pensador argentino
La obra de Jauretche —y la intelectualidad forjista en general— fue uno de los ejes claves para la transformación del revisionismo histórico, que de aliarse con el nacionalismo de cuño aristocrático y criollista en las décadas precedentes —cuando la identidad nacional se construía en la oposición simultánea al capital británico y a la inmigración europea, repudiada por la base liberal de la política que le había abierto las puertas del país— pasó a repensarse como expresión de lo popular en sentido amplio, integrando las protestas del movimiento obrero a la tradición montonera.En el gobierno de Perón consideraciones pragmáticas habían detenido el replanteo, preconizado por José María Rosa y otros precursores; caído éste, la politización de la interpretación histórica se haría patente, siguiendo el curso marcado por la profunda radicalización política y cultural de la época.
En 1959 Jauretche publicó Política Nacional y Revisionismo Histórico, donde elaboró su propia posición en el seno de una corriente revisionista profundamente dividida, tanto con respecto a su relación con las bases que lo habían hecho posible en las décadas precedentes como con respecto a las cuestiones propiamente históricas. En esa obra hacía una balance relativamente generoso de la figura de Rosas, a la que consideraba la "síntesis posible" de la situación de la época, y relativamente crítico de los caudillos federales del interior; con ello marcaba su diferencia con la postura de Jorge Abelardo Ramos, Rodolfo Puiggrós o Rodolfo Ortega Peña, que expresaban a la vez una crítica del rosismo —entendido como una versión atenuada del centralismo del puerto— y un fuerte temor a la raigambre atávica del nacionalismo tradicionalista, en el que veían no pocos rasgos del fascismo.
En la división entre revisionistas y críticos del revisionismo, que en buena medida fue transversal a la de izquierda y derecha, Jauretche adoptó decididamente la primera vertiente. Mientras tanto, y abogando por cualquier medio que permitiera interrumpir la continuidad de la Revolución Libertadora, rompió una vez más con Perón al abogar por el voto a Arturo Frondizi, mientras que el peronismo hacía suyo oficialmente el tradicional programa de protesta de la UCR, la abstención electoral.
Durante la presidencia de Frondizi fue, sin embargo, sumamente crítico con su programa desarrollista y con su impulso a la inversión extranjera, especialmente en materia petrolífera.
En 1961 se postuló a senador nacional, en una reñida elección en la que varios candidatos se dividieron los votos del peronismo, consagrándose finalmente el socialista Alfredo Palacios.
El agotamiento de sus posibilidades políticas indujo a Jaureteche a retomar la pluma; en la década del '60 publicaría con frecuencia e intensidad, tanto en revistas y periódicos como en volúmenes de ensayo que resultarán grandes éxitos de público.
En 1962 apareció Forja y la Década Infame, dos años más tarde Filo, contrafilo y punta, y en 1966 El medio pelo en la sociedad argentina, una punzante interpelación a la clase media que tiene inmediata repercusión.
Su afinidad con la CGT de los Argentinos lo lleva a sumarse a la Comisión de Afirmación Nacional de la Central. En 1968 publica su Manual de zonceras argentinas, un interesante listado de ideas negativas sobre su propio país que generalmente tienen los argentinos. Éstas son introducidas en la conciencia de todos los ciudadanos desde la educación primaria y sostenidas posteriormente por medio de la prensa.
Frases como la sarmientina El mal que aqueja a la Argentina es la extensión (según Jauretche, la madre que las parió a todas las zonceras) y otras similares, según Jauretche, llevan a la limitación de las posibilidades de la Argentina de realizarse autonómicamente.
En 1972 publica De memoria. Pantalones cortos. Era el primer tomo de una trilogía que debía rescatar los recuerdos de su vida y las enseñanzas políticas y nacionales que ésta la fue dejando. Este primer tomo, que reúne sus recuerdos de infancia en Lincoln, provincia de Buenos Aires, fue el único que publicó.
La muerte le impidió publicar sus continuaciones. Sobre su capacidad de crear o adaptar términos para definir actitudes políticas, él mismo escribió sobre las palabras cipayo, oligarca y vendepatria.

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