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viernes, 19 de octubre de 2012

Pintura: "Por la plata baila el mono".

"Por la plata baila el mono", por Rodrigo López (Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche).


Lanata, el periodista insignia de del Grupo Clarín fue a Venezuela a subirse al tren de los fachos que veían en Capriles el camino para terminar con el kirchnerismo en la Argentina y con los gobiernos populares en América Latina. Una Ayacucho invertida, prolegómeno de la dependencia. La cobertura de Lanata de las elecciones en Venezuela fue lamentable. Se la pasó dando pronósticos falsos diciendo que Chávez y Capriles estaban cabeza a cabeza, dando un panorama de empate técnico, lo que significaba un deterioro político de la figura del actual presidente.
Después, cuando tuvo que dar los resultados al aire del triunfo de Chávez por más de 10 puntos de diferencia, se fue a un corte! Sí, después de haber montado un teatro de operaciones para salir en vivo desde Caracas, cuando llegó el momento más importante de la transmisión, es decir, cuando se daba la noticia crucial, el tipo en vez de analizar la información hizo lo que cualquier programa de TV trata de no hacer para que no se le piante la audiencia: se fue a la tanda publicitaria. No era para menos. La cara de Lanata era la de un velorio, una cara de culo tremenda mientras atrás se veía el cielo nocturno de Caracas iluminada por fuegos artificiales. La perlita que nos enteramos después, es que fuera del aire, una cámara siguió filmando los segundos posteriores a la finalización del programa, el “backstage”, que le dicen. Se ve a la producción aplaudiendo, no por el triunfo de Chávez, claro, sino por la típica descarga de tensión al finalizar un programa en vivo y en directo desde otro país. Pero Lanata mostró la hilacha, y con la tranquilidad del que está con sus pares largó el políticamente incorrecto: “Perdió, la concha de su madre!”. Lo reprochable de la frase no es la grosería, ni el insulto, sino que el paladín del periodismo independiente tendría que haber dicho al aire que él quería que ganara Capriles.
Para Lanata el viaje a Venezuela fue un fracaso total. Tenía que distraer la atención con un Plan B: pudrirla, como un mal perdedor cuando a su equipo lo están goleando. Se la pasó mostrando al aire no solo las bocas de urna, violando la ley de Venezuela, sino que se jactaba de tener material clasificado del gobierno Venezolano, cosa que obviamente está prohibida en todos los países. Cuando fue demorado en el aeropuerto por los servicios de inteligencia salió a decir que era un desaparecido. Los aeropuertos son un lugar de frontera donde todos nos sentimos un poquito con menos libertades. No decidimos dónde hacer la cola, qué papel llenar y cual no, si nos piden abrir el equipaje hay que hacerlo, y si alguna autoridad nos pide que los acompañemos hay que hacerlo. Las supuestas imágenes elocuentes de la violencia nunca existieron, lo que se vio es que personal de seguridad les pedían de buena manera a Lanata a y todo su equipo que los acompañen a un lugar del aeropuerto, luego la cámara filmando los escalones que conducía al lugar donde fueron interrogados. El relato de Lanata parecía una reedición de los jóvenes militantes entregándose en el aeropuerto de Trelew antes de la masacre. Lantana comparó su demora de dos horas (quien no perdió más tiempo en el aeropuerto!) con la dictadura, con el pozo de Banfield! Obviamente Lanata no desapareció, ni siquiera quedó detenido. De los 12.000 periodistas acreditados sólo a Lanata le pasó algo. ¿Será por eso que Clarín dice que “Lanata es único”?
Esta semana el Grupo Clarín lanzó un spot mostrando que ellos son pluralistas enumerando los periodistas más reconocidos del grupo, destacando sus diferencias. En realidad, la mayoría de esos periodistas pueden ser diferentes en la forma, pero no en el contenido. Unos son más carcamanes, otros más desestructurados. Unos pueden tener una mirada sobre algún tema civil (o militar), pero todos comparten una línea que es pegarle al gobierno de Cristina. Se podrá decir que es deber de todo periodista ser crítico. Pero donde muestran la hilacha es en la defensa y protección con la que tratan al procesado Macri pro escuchas ilegales y a los grupos económicos. Hasta los que se la dan de progresistas, cierran la boca sobre la gestión del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y sobre las operaciones del capital concentrado, ya sea nacionales o del extranjero. No puede haber tanta coincidencia. Eso es libreto. Está guionado por Magnetto y cada uno de esos periodistas lo traduce con su estilo. Esos periodistas que se hacen llamar independientes, se hacen olímpicamente los giles y no salen aclarar que el banco genético contiene una porción minúscula del total de desaparecidos, y que los resultados con ese banco no pueden ser prueba concluyente de que los hijos adoptivos truchos de la Noble no son hijos de desaparecidos. Atrás quedó el show de Lanata cuando alternaba palos a los gobiernos de la convertibilidad y a empresas, desde el pollo tóxico de McDonalds hasta el monopolio de papel prensa y el multimedio de Clarín.

Por eso, ese periodismo que se dice independiente representado por Lanata, no es más que un monito barullero que baila al ritmo de Magnetto recolectando la colaboración de aquellos que se benefician, el niño Macri y la burguesía nacional antipueblo, Paolo Rocca (Techint) y Blaquier (Ledesma).

Cátedra Nacional de Economía “Arturo Jauretche”

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