La Conquista del Desierto
Por Andrés Asiain y Lorena Putero
Uno de los hitos históricos de la configuración de la economía nacional fue la denominada Conquista del Desierto. La producción de carnes y lanas para la exportación era el lugar que el capitalismo mundial del siglo XIX había asignado a la Argentina en la división del trabajo construida bajo la hegemonía británica. La expansión de ese comercio y del poderío de la oligarquía terrateniente dependía de la expansión de la frontera pecuaria. A ese fin se constituyeron una serie de campañas militares siendo la liderada por el general Roca hacia finales de 1870 una de las más importantes.
La contradictoria tarea de conquistar un desierto por las armas deja en evidencia que la desertificación poblacional de las tierras a conquistar era, en realidad, uno de los objetivos de las campañas. El despoblamiento de las tierras “conquistadas” era funcional a una ganadería que sólo requería tierra y alambre y muy poca mano de obra. Sin embargo, las tierras se encontraban pobladas por entre 20 y 60 mil seres humanos de origen tehuelche y mapuche. Para justificar el robo de sus tierras por parte de la elite blanca se construyó una teoría racista que negaba el carácter humano de los pueblos indígenas reduciéndolos a unas bestias salvajes. Al respecto, así se expresaba Domingo Faustino Sarmiento, el “padre del aula”: “¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado” (El Nacional, 25/11/1876).
Por Andrés Asiain y Lorena Putero
Uno de los hitos históricos de la configuración de la economía nacional fue la denominada Conquista del Desierto. La producción de carnes y lanas para la exportación era el lugar que el capitalismo mundial del siglo XIX había asignado a la Argentina en la división del trabajo construida bajo la hegemonía británica. La expansión de ese comercio y del poderío de la oligarquía terrateniente dependía de la expansión de la frontera pecuaria. A ese fin se constituyeron una serie de campañas militares siendo la liderada por el general Roca hacia finales de 1870 una de las más importantes.
La contradictoria tarea de conquistar un desierto por las armas deja en evidencia que la desertificación poblacional de las tierras a conquistar era, en realidad, uno de los objetivos de las campañas. El despoblamiento de las tierras “conquistadas” era funcional a una ganadería que sólo requería tierra y alambre y muy poca mano de obra. Sin embargo, las tierras se encontraban pobladas por entre 20 y 60 mil seres humanos de origen tehuelche y mapuche. Para justificar el robo de sus tierras por parte de la elite blanca se construyó una teoría racista que negaba el carácter humano de los pueblos indígenas reduciéndolos a unas bestias salvajes. Al respecto, así se expresaba Domingo Faustino Sarmiento, el “padre del aula”: “¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado” (El Nacional, 25/11/1876).
Mito completo: La expansión del comercio y de la oligarquía.
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