Por Ernesto Mattos.
La problemática de las divisas en los países periféricos atraviesa la historia del capitalismo y de las revoluciones socialistas. De esta realidad dejó constancia León Trotsky, al escribir hace casi cien años: “En 1926, cerca del 60% del trigo destinado al comercio estaba en mano de un 6% de los cultivadores. El Estado carecía de granos para el comercio exterior y aun para las necesidades del país. La insignificancia de las exportaciones obliga a renunciar a la importancia de artículos manufacturados y a restringir hasta el mínimo de las materias primas y máquinas. Impidiendo la industrialización y perjudicando a la mayoría de campesinos…”.
Este impedir la industrialización por falta de recursos externos, en el caso argentino, tuvo que ver con la fuga de capitales acumulado en el exterior, que se calcula en más u$s 200.000 millones (entre 2003 y 2012, se calcula se transfirieron unos u$s 90.000 millones). Esta fuga se transforma en activos en el exterior que es drenaje de los recursos que precisa el Estado para continuar su proceso de reindustrialización en la etapa de desarrollo -a partir de 2012- que precisa no solo de máquinas e insumos sino además de autoabastecimiento de energía para continuar la expansión económica y el desarrollo nacional.
Pero en esta etapa surgen restricciones internas. Al decir, de nuevo, de León Trotsky, “las contradicciones económicas hacen nacer lo antagonismos sociales que despliegan su propia lógica sin esperar el desarrollo de las fuerzas productivas”. El no continuar el desarrollo de las fuerzas productivas pone a la economía nacional en desaceleración porque no basta la obra pública sino que se precisa del acompañamiento del sector privado.
Esto plantea una disputa interna que sumando el plano internacional, el revolucionario ruso desarrolló acertadamente: “la solución depende de las lucha de las fuerzas vivas de la sociedad, no solamente en escala nacional, sino en escala internacional”. En la escala internacional, tanto el bloque norteamericano y BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y su expansión económica pone sobre la mesa el análisis de la expansión militar. El movimiento de los BRICS hacia la Argentina, sumándola a su órbita de influencia en sus relaciones sur-sur, puso en alerta a los intereses minoritarios en Estados Unidos y el American Task Force Argentina (AFTA) que mostró claro su interés, que no es justamente el fallo de Griesa sino que va más allá de ese juicio. La AFTA es el espacio que propaganda en contra de la economía Argentina.
Este impedir la industrialización por falta de recursos externos, en el caso argentino, tuvo que ver con la fuga de capitales acumulado en el exterior, que se calcula en más u$s 200.000 millones (entre 2003 y 2012, se calcula se transfirieron unos u$s 90.000 millones). Esta fuga se transforma en activos en el exterior que es drenaje de los recursos que precisa el Estado para continuar su proceso de reindustrialización en la etapa de desarrollo -a partir de 2012- que precisa no solo de máquinas e insumos sino además de autoabastecimiento de energía para continuar la expansión económica y el desarrollo nacional.
Pero en esta etapa surgen restricciones internas. Al decir, de nuevo, de León Trotsky, “las contradicciones económicas hacen nacer lo antagonismos sociales que despliegan su propia lógica sin esperar el desarrollo de las fuerzas productivas”. El no continuar el desarrollo de las fuerzas productivas pone a la economía nacional en desaceleración porque no basta la obra pública sino que se precisa del acompañamiento del sector privado.
Esto plantea una disputa interna que sumando el plano internacional, el revolucionario ruso desarrolló acertadamente: “la solución depende de las lucha de las fuerzas vivas de la sociedad, no solamente en escala nacional, sino en escala internacional”. En la escala internacional, tanto el bloque norteamericano y BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y su expansión económica pone sobre la mesa el análisis de la expansión militar. El movimiento de los BRICS hacia la Argentina, sumándola a su órbita de influencia en sus relaciones sur-sur, puso en alerta a los intereses minoritarios en Estados Unidos y el American Task Force Argentina (AFTA) que mostró claro su interés, que no es justamente el fallo de Griesa sino que va más allá de ese juicio. La AFTA es el espacio que propaganda en contra de la economía Argentina.
Opinión completa: Qué puede enseñarnos León Trotsky sobre Griesa.
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