"Si uno lo analiza desde el punto de vista abstracto teórico para avanzar en la sustitución de importaciones y obtener créditos a bajas tasas, teóricamente está bien. Pero la experiencia indica que cuando tuvo acceso a los mercados lo usó para evitar corridas o pagar deuda y, a veces, se corre el riesgo de caer en políticas tendientes a aceptar las condiciones de los organismos financieros", puntualiza Asiain. En cambio, Enrique Dentice, economista de la Universidad de San Martín (UNSAM), le resta dramatismo a la estrategia de la Argentina e incluso la pondera. "Es una decisión acertada para la falta de dólares. Esto no es romper con el modelo, es simplemente cumplir con la sintonía fina. Hoy, nuestro problema es financiero no económico. No es volver a un Estado liberal, nada que ver. La capacidad instalada del sector productivo (lo que marca la oferta de productos) no aumenta y hacen falta señales", asegura Dentice. Tanto Dentice como Asiain coinciden en que después de diez años de crecimiento prácticamente ininterrumpido, la Argentina empieza a mostrar problemas característicos de las naciones en vías de desarrollo: cómo obtener los recursos económicos y financieros necesarios para dejar el estadio del subdesarrollo y hacerse de la infraestructura (caminos, puertos, etc.), la tecnología (productiva) y los insumos para proyectarse hacia el desarrollo.
Nota completa: Panorama económico.
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