Por Ernesto Mattos
Existe una tensión entre la economía política y la filosofía. Martin Heidegger planteó que la cultura occidental es Alemania, y que ella se debía al desarrollo de su pensamiento influenciado por los filósofos griegos. El resto de Europa –Irlanda, Francia, Portugal, Italia, Grecia o España– sería la barbarie. Para aclarar la distinción entre bárbaros y no bárbaros, según José Luis Romero, entre “la invasión de los bárbaros (alemanes) a Roma y la caída de su imperio se produjo un legado, una fusión y amalgama de las culturas romana-alemana y hebreo-cristiana” que Heidegger trata de separar. En lugar de Roma, las últimas invasiones bárbaras apuntaron hacia la cuna de la civilización occidental: Grecia. No fue necesario un ejército sino que, bajo la conducción de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) la invasión se realizó con privatizaciones y austeridad fiscal.
La economía helena entró en recesión en 2009 como consecuencia de la crisis financiera mundial, el endurecimiento de las condiciones de crédito, y el fracaso de Atenas para hacer frente a un creciente déficit presupuestario. En abril del año siguiente una agencia calificadora de riesgo asignó a la deuda griega su menor grado de solvencia y en mayo el Fondo Monetario Internacional junto con los gobiernos de la eurozona otorgaron a Grecia préstamos de emergencia de corto y mediano plazo por 147 mil millones dólares para que el país pudiera hacer frente a los pagos de su deuda. A cambio del rescate más grande jamás reunido, el gobierno anunció recortes en el gasto y un aumento de impuestos por 40 mil millones de dólares durante tres años. [...]
Nota completa (producida por Tomás Lukin) AQUÍ
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