La última dictadura militar marcó una bisagra en la historia de nuestro país, no sólo por su impacto político sino por el cambio económico que implicó el fin del modelo de sustitución de importaciones. La nueva etapa neoliberal se caracterizó por la concentración de la riqueza, la desindustrialización de la economía y la privatización de las empresas estatales. El liberalismo económico, tan apreciado por las grandes empresas, se impuso mediante una represión política inusitada, siendo los dos fenómenos tan íntimamente asociados que en muchos casos judicializados –como los de Ledesma, Papel Prensa y La veloz del Norte, entre otros– la desaparición de personas se asoció al proceso de concentración de capital o de desarticulación de los sindicatos.
Desde 2004, Argentina avanzó notablemente en los juicios penales contra los autores de los crímenes de lesa humanidad llevados adelante por las fuerzas armadas durante la última dictadura militar. Sin embargo, la lentitud de algunos tribunales dificulta la búsqueda de verdad y justicia, lentitud que se asemeja mucho a un retroceso cuando se apunta al poder económico vigente desde entonces. De esa forma, vimos esta semana cómo la sala IV de casación le dictó falta de mérito a Carlos Blaquier en la causa por la desaparición de personas en el ingenio Ledesma, realizado con la ayuda de una camioneta de la empresa. [...]
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