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lunes, 6 de mayo de 2013

Mito económico (Página/12 - Cash): Estamos aislados.

Más inversiones extranjeras y más comercio internacional.
Por Andres Asiain y Lorena Putero

Uno de los latiguillos que suele circular por grandes medios es que Argentina se encuentra aislada. El mito comenzó con la cesación de pagos de una parte de la deuda a fines de 2001, que cerró el acceso al crédito internacional. Continuó con la pesificación de tarifas de las empresas privatizadas que evitó un fuerte aumento de los servicios públicos tras la devaluación, y la posterior resistencia a pagar millonarias demandas que impuso el Ciadi como consecuencia de esa medida. Por eso se impuso la idea de que Argentina no respeta los contratos y tratados bilaterales de inversión. El mismo argumento se utilizó para condenar la dureza de la posición durante la reestructuración de la deuda, la nacionalización de las AFJP y la expropiación del 51 por ciento del paquete de YPF en manos de la multinacional Repsol. Otro hito del aislamiento había sido el pago de la deuda al FMI, con el que Argentina se volvía un país poco previsible que aplicaba políticas internas que desafiaban los mandatos del organismo. Algunas de esas políticas, como la administración de las importaciones o las restricciones a la remisión de utilidades por las multinacionales, reforzarían el aislamiento al reducir su comercio exterior y desanimar la inversión extranjera.
La forma más sencilla de refutar la teoría del aislamiento es con algunos datos duros de la economía. Comenzando por el tema de la inversión externa, se suele mencionar que fue superior durante la convertibilidad que en la etapa iniciada en 2003. Para sostener esa afirmación, se toman datos de inversión extranjera directa que considera inversión la compra por parte de extranjeros de empresas nacionales ya existentes, que en realidad es un proceso de extranjerización sin incremento de la capacidad productiva. Descontando esos cambios de manos, la inversión extranjera de la convertibilidad representó 3300 millones de dólares anuales, casi la mitad de la recibida a partir de 2003: unos 6500 millones de dólares por año. Incluso si se descuenta a esa suma la reinversión de utilidades, los aportes de la inversión extranjera (directos y encubiertos vía autopréstamos) arrojan 3100 millones de dólares anuales mientras regía el 1 a 1, frente a 4200 millones por año de la actual etapa.

Mito completo: Estamos aislados.

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