Impacto de la reducción de aranceles y apertura económica.
Por Andrés Asiain y Lorena Putero
A casi ocho años del hundimiento del ALCA en las costas marplatenses, los apóstoles regionales del liberalismo no cejan en su esfuerzo por salir a flote. Comenzaron impulsando la firma de Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y diversas naciones del sudeste asiático por países como México, Colombia y Chile, que a partir de allí fueron catalogados como buenos muchachos dignos de la alabanza mediática y del favor de los organismos internacionales. Ahora buscan diluir las posibilidades de una integración económica regional, al fomentar la firma de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea que acentuaría las divisiones en el interior del bloque sudamericano y alejaría la posibilidad de supervivencia de gran parte de su aparato industrial.
Los argumentos en favor de la firma de dichos tratados son tan viejos como el liberalismo económico, y remontan a autores clásicos como Adam Smith y David Ricardo. En pocas palabras, la rebaja mutua de aranceles permitiría a cada país incrementar las ventas externas y la producción de aquello en que es más competitivo, importando barato aquello en lo que lo es menos. De esa manera, según los promotores de esos acuerdos, el nivel de ingreso real de cada nación se incrementaría, permitiendo mejorar el nivel de vida de sus respectivos habitantes. Quienes, en cambio, insistan en fomentar el proteccionismo, perderán mercados externos y se verán obligados a disminuir la producción en aquellos sectores en que son más competitivos, viéndose obligados a sustituir los productos importados por nacionales de peor calidad y mayor precio, empobreciendo sus economías y a sus habitantes.
Por Andrés Asiain y Lorena Putero
A casi ocho años del hundimiento del ALCA en las costas marplatenses, los apóstoles regionales del liberalismo no cejan en su esfuerzo por salir a flote. Comenzaron impulsando la firma de Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y diversas naciones del sudeste asiático por países como México, Colombia y Chile, que a partir de allí fueron catalogados como buenos muchachos dignos de la alabanza mediática y del favor de los organismos internacionales. Ahora buscan diluir las posibilidades de una integración económica regional, al fomentar la firma de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea que acentuaría las divisiones en el interior del bloque sudamericano y alejaría la posibilidad de supervivencia de gran parte de su aparato industrial.
Los argumentos en favor de la firma de dichos tratados son tan viejos como el liberalismo económico, y remontan a autores clásicos como Adam Smith y David Ricardo. En pocas palabras, la rebaja mutua de aranceles permitiría a cada país incrementar las ventas externas y la producción de aquello en que es más competitivo, importando barato aquello en lo que lo es menos. De esa manera, según los promotores de esos acuerdos, el nivel de ingreso real de cada nación se incrementaría, permitiendo mejorar el nivel de vida de sus respectivos habitantes. Quienes, en cambio, insistan en fomentar el proteccionismo, perderán mercados externos y se verán obligados a disminuir la producción en aquellos sectores en que son más competitivos, viéndose obligados a sustituir los productos importados por nacionales de peor calidad y mayor precio, empobreciendo sus economías y a sus habitantes.
Mito completo: Tratados de Libre Comercio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario