Por Ernesto Mattos.
En los últimos meses de 2014 las distintas tasas de interés se estuvieron moviendo en forma creciente, una de ellas es la BADLAR, tasa de referencia para los depósitos y ajuste de bonos, si bien existen tasas de interés para préstamos personales, tarjetas, adelantos en cuenta corriente, para pymes y otros, documentos e hipotecarios.
Es importante ver la evolución de las tasas en estos últimos doce años, según los datos del Banco Central. En la actualidad, la tasa de interés (% nominal anual) para préstamos personales está al 45% (anual); en el mismo sentido le siguen las tarjetas (39%), los adelantos en cuenta corriente, pymes (37%) y otros (33 por ciento). Esta actualidad se explica por una tendencia que comienza por 2012 pero que ante la devaluación y la contracción de la base monetaria podríamos decir que complementaron la suba. Pero, ¿fue así? No, tengamos en cuenta lo que dicen algunos postulados económicos: una suba de la tasa genera una contracción de la inversión (préstamos) para continuar el proceso productivo. Pero este nivel de tasas de interés es similar al de los años posteriores a la convertibilidad (abril de 2002), las tasas actuales están al nivel del año 2004, cuando se estabilizaron y se mantuvieron sin sobresaltos durante todo el período hasta 2013, aun luego de la crisis de 2008, según el Informe N°4 de tasas de interés del CIGES.
Lo que muestra que la devaluación es un excusa en este esquema económico para ciertos grupos financieros que mantuvieron aplicando su lógica privada durante 2004 y 2013, y que a finales de 2013 incrementaron sus tasas y luego utilizaron la excusa de la devaluación para incrementarlas nuevamente. Mantuvieron tasas altas aun en años de estabilidad y eso no contribuyó a generar mayores inversiones.
Ante estos hechos debe repensarse el rol de la banca como complemento al proceso productivo.
Lo que muestra que la devaluación es un excusa en este esquema económico para ciertos grupos financieros que mantuvieron aplicando su lógica privada durante 2004 y 2013, y que a finales de 2013 incrementaron sus tasas y luego utilizaron la excusa de la devaluación para incrementarlas nuevamente. Mantuvieron tasas altas aun en años de estabilidad y eso no contribuyó a generar mayores inversiones.
Ante estos hechos debe repensarse el rol de la banca como complemento al proceso productivo.
Nota completa: Las tasas internas y las "internas".
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