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lunes, 26 de mayo de 2014

Mito económico (Página/12-Cash): Política comercial e ingresos.

Barato e importado   
Por Andrés Asiain y Lorena Putero

El hecho de que muchos productos importados sean más baratos que los nacionales suele inducir a la idea de que una política de libre importación permitiría mejorar el nivel de vida de la población, ya que incrementaría el poder de compra de los salarios y demás ingresos. En esa apariencia se fundan las doctrinas liberales para argumentar que el libre comercio mejora el bienestar de las sociedades. Esas doctrinas, que benefician centralmente a las grandes corporaciones que organizan su producción trascendiendo las fronteras nacionales, reciben en el Tercer Mundo el apoyo de cámaras de importadores y sectores exportadores de productos primarios que pueden sobrevivir a la competencia internacional. Los medios de comunicación y partidos políticos tributarios de esos diversos intereses son los encargados de crear el consenso y llevar a la práctica las políticas de libre importación.
El argumento a favor del ingreso irrestricto del producto importado se desvanece cuando se considera que los salarios e ingresos de una población no son independientes de la política comercial. Así, en la Argentina liberal de los noventa, muchos de los supuestos beneficiarios de un incremento del poder de compra de sus ingresos por el importado barato descubrieron que sin protección a la producción nacional dejaban de percibir ingresos. El cierre de fábricas con despidos obreros y la presión a la baja de los salarios inducida por el desempleo provocaron una contracción del consumo y las ventas. Esta situación deprimió el conjunto de las actividades económicas y los ingresos de la población, con la excepción de aquellas cuyo mercado se encontraba fuera del país, de escaso peso en materia de empleo e ingresos nacionales.
La posibilidad de contrarrestar esa tendencia contractiva ampliando el gasto público se ve restringida porque la libre importación incrementa el porcentaje de gasto en dólares del ingreso nacional. Por ello, las gestiones liberales suelen acudir al endeudamiento externo para anestesiar a las sociedades, que cuando despiertan se ven sacudidas por una crisis donde se combina la capacidad destructiva de la libre importación con una restricción de dólares acentuada por el endeudamiento previo.

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