Por Ernesto Mattos.
Como todo reaparece en la historia o vuelve y se presenta de otra forma sin perder la esencia, nos encontramos en un proceso, iniciado en 2003, de crecimiento y desarrollo económico en los principales sectores, que derivó en un bienestar social, cristalizado en los bajos niveles de desocupación.
Pero este panorama debe repensarse, como decía Arturo Jauretche: "Nuestras formas tradicionales de comercio exterior han determinado nuestras formas internas de producción", entonces cuando uno accede a los números de comercio exterior (2012), cabe la pregunta: ¿cómo están compuestos los principales complejos (PC) o qué sector lidera este espacio? Del 80,1% de PC, la mayor participación recae en el complejo oleaginoso y cerealero, un 36,9%; seguid o por el complejo automotriz y petrolero-petroquímico con un 12,6 y 9,3%, respectivamente. De cada U$S 100, el sector agrario hegemónico aporta casi U$S 40 a la economía, lo que muestra un claro interés en disputar la política económica que impacta en el resto de la economía. Por lo tanto, definen nuestras formas internas de producción.
En este contexto, donde más del 50% de los 5 millones de puestos de trabajo fueron generados por las pequeñas y medianas empresas, nos surge otra pregunta: ¿qué sucede con los sectores industriales aglutinados en la UIA? Lo paradójico es que la industria se recuperó lentamente este primer semestre, 1,7% i.a.; las ventas (centro comerciales y supermercados) se mantuvieron entre enero y julio de 2013. Por otro lado, llama la atención ante el promedio de permisos de importación por año que era de 5000, y este año pasó a un promedio de 12.000.
Nota completa: La casa de ramos generales.
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