El clima de negocios.
Por Andrés Asiain y Lorena Putero
Los economistas suelen ser profesionales ambiciosos que no dudan en invadir espacios tradicionales de otras disciplinas para expandir su área de influencia. Ello ha despertado el recelo de los demás profesionales, como los meteorólogos que observan sorprendidos la creación de un nuevo clima, el de negocios, que los economistas parecieran medir con una precisión superior al pronóstico del tiempo del Servicio Meteorológico Nacional.
“El Indice de Clima Esperado disminuyó 16,9 por ciento respecto de 2012, debido principalmente a que el Gobierno continuó agregando mayores controles a la economía”, dice textual un informe de una universidad privada que se dedica a medir el clima de negocios. “El capital espera un mejor clima de negocios para volver con fuerza”, titula un periódico especializado para explicar la compra de dólares y la caída de la inversión. Es así como, entre precipitaciones cambiarias, nubarrones impositivos y vientos salariales en aumento, el lobby empresarial amenaza a la sociedad argentina con trasladar sus inversiones a las soleadas playas de Brasil, Chile, Colombia, Perú o Uruguay.
El mito del “clima de negocios” es una forma metafórica que los empresarios utilizan para presionar por ciertas medidas favorables a sus intereses, so pena de no invertir y desestabilizar la economía comprando dólares. Los nubarrones que ensombrecen las inversiones son tan variados como los intereses empresariales de los diversos sectores de la economía nacional y su nivel de peligrosidad depende, como todo en el mundo de los negocios, de la cantidad de dinero del lobbista en cuestión. Así, las retenciones a la exportación de granos que afectan al poderoso sector agroexportador son comparables a una tormenta eléctrica que podría provocar destrozos en el frente externo de la economía, mientras que las que afectan a la exportación de metales usados en desmedro del chatarrero y en beneficio del grupo Techint, ni siquiera son informadas por el servicio meteorológico del mundo empresarial.
Por Andrés Asiain y Lorena Putero
Los economistas suelen ser profesionales ambiciosos que no dudan en invadir espacios tradicionales de otras disciplinas para expandir su área de influencia. Ello ha despertado el recelo de los demás profesionales, como los meteorólogos que observan sorprendidos la creación de un nuevo clima, el de negocios, que los economistas parecieran medir con una precisión superior al pronóstico del tiempo del Servicio Meteorológico Nacional.
“El Indice de Clima Esperado disminuyó 16,9 por ciento respecto de 2012, debido principalmente a que el Gobierno continuó agregando mayores controles a la economía”, dice textual un informe de una universidad privada que se dedica a medir el clima de negocios. “El capital espera un mejor clima de negocios para volver con fuerza”, titula un periódico especializado para explicar la compra de dólares y la caída de la inversión. Es así como, entre precipitaciones cambiarias, nubarrones impositivos y vientos salariales en aumento, el lobby empresarial amenaza a la sociedad argentina con trasladar sus inversiones a las soleadas playas de Brasil, Chile, Colombia, Perú o Uruguay.
El mito del “clima de negocios” es una forma metafórica que los empresarios utilizan para presionar por ciertas medidas favorables a sus intereses, so pena de no invertir y desestabilizar la economía comprando dólares. Los nubarrones que ensombrecen las inversiones son tan variados como los intereses empresariales de los diversos sectores de la economía nacional y su nivel de peligrosidad depende, como todo en el mundo de los negocios, de la cantidad de dinero del lobbista en cuestión. Así, las retenciones a la exportación de granos que afectan al poderoso sector agroexportador son comparables a una tormenta eléctrica que podría provocar destrozos en el frente externo de la economía, mientras que las que afectan a la exportación de metales usados en desmedro del chatarrero y en beneficio del grupo Techint, ni siquiera son informadas por el servicio meteorológico del mundo empresarial.
Mito completo: Economistas, Lobby y el Poder Económico.
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